jueves, 12 de octubre de 2023

Oficio perdido de un dios ambulante

 Al borde de acecho

a las nuevas presas
fresas de derecho
al pecho inmaduro
de futuro de hombre.
Hambres de las carnes
que pican con gloría
la historia de abrirlo
para encontrar las perlas.
Verlas en distintos
al pintar sus cuellos
que bailan la sala
sagas de cuchillos

Grito de belleza de luz en la muerte

Estudió en la sombra como hacer un sol

todo lo que es nuestro que no esté podrido

Simbología del placer de carne, hambres de comer

En una carnicería vegetariana se comían unos a otros

Afeites brutales del amor ladino

Al eje que inclino si giro en lujurias

Salas metralletas de fiestas del plomo

Se mira en la tele para mirarse malo
al palo de muerte de fuerte paliza
de niños calizas en cuevas tempranas
de nunca se muere, lo vuelve a poner

Hacer de pantalla del miedo actuado
Tatuado en red, de tinta y dolor como piel pasaje
de la cicatriz
Filo para cortar

En un observatorio no miraba nada pero trabajaba  no era su problema; vigila la luz, asilo y vigilia, yo la vigilaba velaba la vela, ya sé que es difícil, y se apagó se ha cargado el mechero, o fundir bombilla de estar tan caliente, lo siente en el pecho de oscuro creciente

Luego del milagro que se concedió después del ensayo de actuar de nuevo, que bueno en la obra que empieza en escombros, para hacer los palacios de hacerlo deprisa, brisa del diablo que manda en el clima


a vivirlo todo como orden de muerte, que fuerte en los días de perder las noches, coches de los sueños que a veces se chocan, se tocan amantes al filo del monte, salta un precipicio principio de amor


realidad del golpe e impacto al seguro de viejo cacharro

Tarros de betún, de luto de tumbas, del brillo de pies, al muerto tumbado, centrado en su muerte, era un limpiabotas, sabía de suelos, en los cementerios todos lo querían, lustraba las botas mirando sus pies


y así del revés al volver lo notas breves en la sangre, mensajes guardados marcado importante, el hombre actual nunca da otro paso, y a nadie le importa
tú deja que brille, chiquillo lustroso del velo profundo

Se fue a hacer el mundo por segunda vez

Fallos irrisorios que pierde de rayos

Y sabe de callos deformando el cuero

Y el olor de pobre salobre e insano

Y al sano corrupto de todo el zapato

De alfombra y poder ser lo que pisa

Y entre tumba y tumba, retumba el dolor,
como lo anterior antes de la vida

La pida de risa, lápida llorar, es cuarto de triste de quinto en la muerte de dejar sin cinto

Sucinto y estrecho de paños menores de amores muy grandes


Encanto y dolor de lo siempre muerto
en la gravedad de edad clandestina
todo lo imagina que es hacer real
la vida es un juego, luego game over

Cuando no hay monedas, dedos de matar,
de dados caseros de la seducción,
sin ninguna opción de botón devuelto
de impulso del fallo, de nunca lo doy

Por hoy y de día la vía de noche al trote de sueños

Oficio perdido de un dios ambulante

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