En una estación con mi contenido,
un nido de embrujos e influjos malignos,
dignos de un demonio, pon el testimonio
y di que no tú, que lo sabe el monstruo...
Sin decir si quiera se pensaban cosas, rosas del deseo
o defectuosas por cribar virtud,
como un ataúd que llena de muerte,
de tristeza ajena, con toda la pena,
en venas vacías de vida fantasma
Contenedores de agrupar vacíos,
llenos de los mares, altares de cieno,
el hombre es veneno de su propia lengua,
¿Qué es sentir el alma?
Anda, pasa y pasa, es casa de vida,
cuenta la alegría de vivir sufriendo
para ir comprendiendo que es sentir dolor,
siéntate y te mueres así tan contento
me muero sentado, pisa y pisa huella
Como una centella tan bella de fuego
de ruego a los humos, bruma misteriosa
como el gas del alma de niebla viciosa,
como un centelleo de alejar la vista, por
pista y misterio del vuelo profundo de la enteridad
persiguiendo eternos del cielo al infierno
asumiendo vidas, sentidas de amar
pasado al rencor tu anterior sentido,
ay que poco tacto, tumefacto herido
sentido vicioso, del asco a las cosas
sedosas arcadas, del hambre sobrante
En un plato volador un tenedor contenido
Tenía sentido me parece a mí, macarrón herido
salsa de tomate de efecto espacial, general la guerra
la perra y su sarna, matar lo esencial para vivir la muerte
La tiza en el labio del beso nodrizo
de los encerados que suman virtud
como la salud de saber de prisa,
clase mejorada de la propia magia
plagia fantasías en la medianías
de plagar despojos, sus ojos vacíos
cadáver yaciente yace cada ver
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