Que el miedo es el valor de los recelos y el velo que ensombrece el lado oscuro que forma en la tiniebla placidez de ciega dejadez cuando lo piensa la ausencia de querencia ilimitada que el precio del terror es desconsuelo
abuelo no tenido por amar que le pueda alegar en su recuerdo palabras recibidas por la lengua del cante delirante de la copla que sopla con la boca desamor
y tiene dictador de su consuelo el suelo de su piel embriagadora
Decir que adora la estrechez de la primera vez entre tus brazos
de toda aquella vez de corazón que emprende la atención en el latido que pone en el oído junto al pecho
Al trecho del cariño suplicante que aguante colección encantadora
Adora y atesora en su niñez; la voz de la preñez de sus diablos
Al coro del tesoro desolado a encanto de su llanto pantomima
Tarima de la rima sin proclama que llama de su espanto la ceniza
Llevo a la tumba la flor, nueva flor recién abierta; como memoria secreta del entierro de mi amor... Tiempos temporales
La mira que en el verso se atesora que mina que prometa que lo pinta la tinta que le planta con las manos que guardan al secreto un corazón que tiene la ilusión enamorada
Que todo lo abrazado no lo fue capazos de sus brazos estrechados que nunca le ha importado la estrechez de la primera vez entre los brazos
Templos de huracanes, clases de tormentas En la cara B otra lista ciega Yaga de su alma que ahoga y degolla En un Bonus Track, la canción rayada Rayas de elepés de arañar julepes Edición distinta en el mismo apaño; 2024 Un pozo más viejo con su nueva agua Fragua carantoñas
Madroño en los labios dulces testimonios demonios borrachos en plazos de orgías. Memoria en fa y en do se moría En fado crujía la voz de Lisboa
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