Canciones calladas para oír dormido
Un llanto repelente interrumpido después de aquel dolor inimaginable, la voces del lamento resurgido del alma del dolor en la variable,
destino que ilumina la grandeza la pieza del deber ilusionado que se le habrán mojado como versos que tienen que leer en la pereza a fuerza reparada inmediatez que tiene la rotonda del diablo
del lado desolado de su giro del tiro desahuciado del respiro Muerte e infinitas maneras de morir, y vivirlas todas Coplas gerundianas planas sin gerundio de cantar livianas manos minadoras Contacto y tocar
Tacto y sobresalto, altos de cariño, cumbres pasionales, portales de orgullo, la nieve por juicio en perjuicio tuyo yemas congeladas de heladas de frío del hada caliente siente la delicia Cucurucho y besos de sabor helado paladar ardiente al diente el desgarro
Miente y se acopla como sopla oído el leve rugido de tu pensamiento
Calibrando alientos al sentir la vida la pida de besos de labios de piedra
Hiedra en la tumba, tumbado en el cielo Corazón de piedra, lápida certera; fecha de la muerte
Raimunda mundana mudaba de ropa Sopa de roperos
le espera a la piel su solaz de abrazos trazos bizantinos de yema y esmalte le falte la aurora que adora la luz que dora y acomoda el horizonte Manda que lo monda su trama mandarina andarina en gajos sopla bailarinas Mantras y retomas, tomar del lenguaje Raimunda Abelarda
El diccionario de la R. A. E. Trae paca haber lo que pone o supone ella, metáforas sin contracorrientes para jóvenes ufanos Tomos medulares, Coplas de refriegas Cada libro un disco, un manda Raimunda Como fundadora que se ha confundido La E de Esperanza
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