I
Edad infantil; deseo,
el futuro es todo nuevo
y el mañana nunca importa;
ante la vida que afronta...
II
Mi maestro; calvo y gordo
pero lleno de ilusión
que la fuente sea tosca,
clara el agua, sed, visión...
III
Nada muere, se transforma,
le dijo el loco a su sombra...
y en el eco anunciador
la voz se acaba y empieza
esa nueva en la cabeza
en un vacío interior...
IV
En la memoria tardía
lecho hueco, embriagador
en lo que pronto venía
que a lo pronto se marchó...
V
De lo mejor que tengo
nada es mío ni de un hoy
de lo bueno que retengo;
es la flor del corazón...
VI
La sustancia del poeta
cabe a poco en su maleta,
unos versos y el decoro
el poema es su tesoro...
VII
Vanidad de autor
que teme perder autoría
como a espejo que dedica
la mirada al interior...
Y perder que no se engañe
ha ganado un seguidor
que cree del poeta y su valía
para copiar al autor...
Y este miedo, ego absurdo
del crecerse en un mejor
tiene miedo que le roben
ese seco corazón...
Tienes miedo de perder
pero si nunca has ganado,
suele pasar con la casa
que se empieza en el tejado....
VIII
Vale el oro más que plata
y el brillante que el cristal,
mas corazón que no duele
yerro fuere de metal...
IX
El sitio común, tan normal
en el lenguaje, es estación
en el viaje hacia el destino
que eres tú...
Y si en lo común no para
en normal denominador
suma o resta lo peor y falta
la voz común del poeta
que a fuerza de lo común
va haciendo la diferencia...
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