viernes, 20 de agosto de 2021

Poema en dos actos (independientes): Me enamoré del poeta...


Acto uno: Mirando la nada


Con secuencia, situación con tensora de reloj

anunciando las palabras, como poeta que soy

de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan

en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción

que trascribe a la oración: lo que viene se supera.

Uno espera destacar, tiene puesta condición

y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo

no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo

mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor

para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy

aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe

la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria

se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,

la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando

miramos muy lejos.


Acto dos: Un corazón muy loco


Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,

la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena

en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,

pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta

a su armónica arrugacional del que lo pasa mal

y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta

y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja

sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que

me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,

yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,

perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente

de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastado

él henchido y más guapo no me quedo a desear...





Con secuencia, situación con tensora de reloj
anunciando las palabras, como poeta que soy
de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan
en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción
que trascribe a la oración: lo que viene se supera.
Uno espera destacar, tiene puesta condición
y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo
no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo
mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor
para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy
aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe
la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria
se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,
la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando
miramos muy lejos.

Acto dos: Un corazón muy loco

Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,
la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena
en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,
pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta
a su armónica arrugacional del que lo pasa mal
y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta
y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja
sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que
me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,
yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,
perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente
de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastad
Acto uno: Mirando la nada

Con secuencia, situación con tensora de reloj
anunciando las palabras, como poeta que soy
de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan
en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción
que trascribe a la oración: lo que viene se supera.
Uno espera destacar, tiene puesta condición
y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo
no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo
mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor
para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy
aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe
la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria
se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,
la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando
miramos muy lejos.

Acto dos: Un corazón muy loco

Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,
la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena
en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,
pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta
a su armónica arrugacional del que lo pasa mal
y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta
y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja
sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que
me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,
yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,
perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente
de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastado
él henchido y más guapo no me quedo a desear...
Acto uno: Mirando la nada

Con secuencia, situación con tensora de reloj
anunciando las palabras, como poeta que soy
de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan
en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción
que trascribe a la oración: lo que viene se supera.
Uno espera destacar, tiene puesta condición
y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo
no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo
mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor
para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy
aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe
la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria
se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,
la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando
miramos muy lejos.

Acto dos: Un corazón muy loco

Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,
la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena
en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,
pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta
a su armónica arrugacional del que lo pasa mal
y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta
y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja
sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que
me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,
yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,
perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente
de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastado
él henchido y más guapo no me quedo a desear...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  En los soportales las luces casuales del alma nocturna. Aparenta bruma, afecta la espuma que en la piel se canta como punta el pelo, y fal...