Acto uno: Mirando la nada
Con secuencia, situación con tensora de reloj
anunciando las palabras, como poeta que soy
de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan
en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción
que trascribe a la oración: lo que viene se supera.
Uno espera destacar, tiene puesta condición
y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo
no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo
mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor
para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy
aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe
la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria
se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,
la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando
miramos muy lejos.
Acto dos: Un corazón muy loco
Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,
la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena
en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,
pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta
a su armónica arrugacional del que lo pasa mal
y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta
y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja
sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que
me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,
yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,
perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente
de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastado
él henchido y más guapo no me quedo a desear...
Con secuencia, situación con tensora de reloj
anunciando las palabras, como poeta que soy
de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan
en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción
que trascribe a la oración: lo que viene se supera.
Uno espera destacar, tiene puesta condición
y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo
no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo
mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor
para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy
aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe
la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria
se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,
la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando
miramos muy lejos.
Acto dos: Un corazón muy loco
Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,
la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena
en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,
pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta
a su armónica arrugacional del que lo pasa mal
y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta
y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja
sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que
me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,
yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,
perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente
de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastad
Acto uno: Mirando la nada
Con secuencia, situación con tensora de reloj
anunciando las palabras, como poeta que soy
de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan
en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción
que trascribe a la oración: lo que viene se supera.
Uno espera destacar, tiene puesta condición
y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo
no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo
mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor
para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy
aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe
la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria
se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,
la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando
miramos muy lejos.
Acto dos: Un corazón muy loco
Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,
la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena
en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,
pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta
a su armónica arrugacional del que lo pasa mal
y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta
y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja
sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que
me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,
yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,
perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente
de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastado
él henchido y más guapo no me quedo a desear...
Acto uno: Mirando la nada
Con secuencia, situación con tensora de reloj
anunciando las palabras, como poeta que soy
de lo que vino, diálogos de borrachos que aciertan
en las maletas la fiesta, un cuaderno en construcción
que trascribe a la oración: lo que viene se supera.
Uno espera destacar, tiene puesta condición
y reposa sumisión de la fe del escritor. Corrigiendo
no soy bueno tengo fuentes de veneno del que compongo
mis versos; en un cuerpo anunciador voy buscando el ruiseñor
para escribir sus silencios y en la pluma vive hoy
aquel que se fue y no vuelve, el que sin querer se pierde y sabe
la solución de volver a su sitio que el cobarde en la miseria
se acostumbra a malvivir porque no puede decir con el tono,
la voz y el esfuerzo que todo sueño se hace pequeño cuando
miramos muy lejos.
Acto dos: Un corazón muy loco
Un hombre con camisa fucsia y pantalones verde nuclear,
la corbata morada, aterciopelada, rondará la cincuentena
en los labios aprieta la pena que trasciende la mirada,
pelo cano y decreciente, frente adusta que se ajusta
a su armónica arrugacional del que lo pasa mal
y este a su vez lo marca; atractivo y varonil con barba corta
y bien cuidada con las manos delicadas que usa cuando trabaja
sin esfuerzos asociados, parece escritor este guapo señor que
me dejó enamorado, la angustia de sus ojos que miraron locos,
yo complejo en timidez y él con resuelta altivez, me ganó,
perdido sin batallar competente de jugar a lo caliente
de ese juego no de amar, yo oblicuo y desgastado
él henchido y más guapo no me quedo a desear...
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