miércoles, 28 de agosto de 2024

II. Mimerías y asonancias de fragancias florecidas

 

Me siento conjurado sin querer que no acierto a yo ver aquel embrujo que adujo enamorado de mi ser; que ya puedo querer a quien me quiera.

¿Qué arraigo sobrepasa el extranjero? Primero de quererse conocer y ver las latitudes de mis ciegos, la frase que delega el corazón que traza el ataúd de la razón estaca manifiesta de la muerte. Abierta en la ranura de la noche

¿Qué trama sustancial no me emociona? Que entona una canción al corazón y habla con la voz de su sonata, que le da con la lata en la belleza, alteza de ese arte enamorado que me ha recolocado la emoción que solo veo un colchón lleno de sangre

el hambre del deleite emocional que es la sucursal de la renuncia que anuncia vecindad de la tormenta de todas las afrentas por yo ver que pude parecer que lloro ciego que puedo conmoverme cuando quiera

las piezas embaladas por crear que trato a mencionar como reseña que enseño las palabras de mi alma alarma intromisión introspectiva

es cierto y relativo a la piedad, al flujo soledad de hacerse humano que mano me sostenga en el amor que al tacto delicado de los dedos de puedos convertidos en caricias

que oficia y beneficia sin piedad

a chanza entre los labios lisonjeros de imperio retorcido de la lengua que atienda en el reflujo paladar que empieza a replicarse como el alma que sable cuando entable en un puñal que tiene la señal que se lo enseña empeño con los puños sin remilgos

violentan con los siglos por odiar que vengo a sustanciarme como año de engaño o aledaño de la vida me pida en el placer que me tropiece y empiece otra vez a amar con gusto, y preste presente en el fruto de mi ser. Que ver desfallecerse por yo ver que ver como lloviera sin llorar

¿Qué flor no va al ajuar de la influencia? Que tengo la decencia del pecado por el triste dolor de un solitario que viene de heredado sin amor que guarda el corazón dos mil caricias de plomo bailarina del soldado, cajas de bailar y matar a la bailarina después de la música...

El soldado en el desembarco de su desvergüenza Playas llenas de rocas y alientos de focas en bocas de arena, la pena en las olas, a solas y adiós Dos veces ninguna

como dulce novio del convencimiento alientos de rosas y las mariposas de mi desaliento como el alimento de siento palabras palas sometidas menester de entierro en el repertorio pero estacional que aval en el cuento ya siento en mentira estira por tirar pienso una palabra

Abra calavera cada vez que quiera implorar la magia, gracia del hechizo del sabor cobrizo del rito en los labios que besan delitos de malas fortunas Tú la magia negra de mi claridad

En la edad perfecta era de presente como el presidente de su cuerpo siente que al amor recueste y acueste en la cama de llama de amado llamado de vela estela de luz

acaricia y cuela que vuela la vista como retratista de mirar tus ojos

expropio con la piel cada raíz que tengo la matriz casamentera que casa cuando pone cada pelo que cielo de ponerse sobre punta que apunto en el lugar del sentimiento. Que vengo a recogerlo en el conjunto; un asunto feo de belleza inquieta quieta y parafina para fina y gorda

Borda boreal una vieja sorda torda de la luna de cielo mestizo que alteza en su miedo teme la pereza que solo la pieza sobre la palabra abra su coral en una postal su pose futura Postura sexual que se adivina en los ojos cojos en la cama encogidos somos tomos feroces

Potros desbocados como relegados en desembocaduras, como boca dura de piedra de alteza de naturaleza de estampar los sesos, los besos de piedra... Y dijo el que lo sienta que tire la primera piedra, una losa en la cabeza donde reza; te maté, las matemáticas de la locura

En la sepultura de mi soledad como la ansiedad va haciendo la suma y asuma su miedo al terror diurno si le toca el turno en torno a los sueños Dueños enjaulados como el resultado de mis testimonios, los demonios encubiertos, cubiertos de plata y la lata de hambre

Apaño mortuorio y telarañas baño el sentimiento de la piel delicia que lo que hospicia es la avaricia acariciada como mermelada paladar de fresas besar sostenido tener enfado en fado sostenido, cuerpo de los miedos Bailar, matar la bailarina, un soldadito de plomo en un dedo

de mar y rimar ahogado

coros sentimientos al eco de oro poros de la piel que al cruzar la luz me da las paridades de las sombras, par y por paridos, versos vigilantes ante diamantinos, trino rococó que atronó con poco, un moco en la lengua. II. Mimerías y asonancias de fragancias florecidas


No hay comentarios:

Publicar un comentario

  En los soportales las luces casuales del alma nocturna. Aparenta bruma, afecta la espuma que en la piel se canta como punta el pelo, y fal...