que cuando conocí mi desespero apero del amor que da cosecha la fecha del amar cuando caduca la nuca de los sueños no se aman ni llaman por amor de lo que crean. el eco del muñeco seductor, el hueco de la grieta en la madera; Polilla
proceder la mariposa que posa primorosa como oruga, que tiene que arrastrarse para volar
de magia y coladura y fantasía, de veta que roía cada verso, la cueva cuando llueva por llorar. La caja de meter la muerte nueva, de todo lo que vuela en las cenizas de trizas y de Alicias destrozadas que vienen de violar las maravillas. Tenebra como hebra que destila
a veces se enreda y amortaja que taja como herida por su filo el hilo de la aguja que no ves que destroza después de todo el alma. Amarga limadura del placer que puede parecer que le escociera, que a veces enrojece por deseo de verse en el desnudo de mirar.
El brío monumento de aguantar, que al alba no se vuelva mazapán, que pan no alimentara una esperanza, crianza manantial de los abrazos, a trazos de sentirnos como niños, con el cariño roto por desdén que no saben hacer con el amor.
Pudiera parecer indiferencia, herencia credencial de sus fantasmas. Castillos y dragones sin pasillos sin fuego que devuelva al corazón toda la sinrazón presuntuosa. La rosa indecorosa salteada que posa en su solar sus solos besos
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