miércoles, 16 de octubre de 2024

Al no haber sentido, sentir que no sientes. Martir y maldito, un bendito hombre. Y vi que llovía. Contar los cristales. Y flores para llorar de morir por partes. Ello

 

Historia de un momento desmemoria, de aquello que al pasar ya se te olvida, que luego da al lugar de los encuentros, que solo el sentimiento recompone, y pone porque asienta la expresión como la explicación de este presente. Al no haber sentido, sentir que no sientes.

Su ración de cuento canta la canción como la atención de la voz poeta. Profeta en sus versos, sus cuervos veletas, al viento cambiante de semblante y lleno. Bueno de la luna su cara escondida, de vida a las sombras, sus obras virtuales. Tablas de mis vetos, son estos u otros.

Sonetos no eran, no eran de nosotros, sino de otros ellos, aquellos que fueran. Nadie le entendiera en contradicción. Mal dicción, no tenga, ahora maldición… sí Martir y maldito, un bendito hombre.

Y sale a llorar y mear al cielo. De repente vale sale a derramar. Solo sal y vale que se sale a todo. Modo demorado, le ha pasado en mora, que se me enamora para comer grosellas. Huellas de lo dulce ponte reluciente como omnipotente de un potente amor. Por mor de enterrarlo, pa.

Pala de empezar a acabar la tumba, tundra de las manos, dedos de pedazos, trazos de caricias de reliquia y tacto. Pacto de virtud de ataúd temprano. Temblando asiente que sentir tinieblas. Como un angelito del primer diablo. Es tal como cuenta, yo también lo oí. Y vi que llovía.

Yo veía un gato que al rato araña y como lo extraña que entraña tela que vuela en el sueño; te picó la rabia. Como labia ilesa de su confesor, condenar contempla mero espectador de su estupidez, de lucir de pronto. Contar cautiverios de imperio en llantina. Contar los cristales.

Moscas de acogida, de malditas fueran. Esto no va bien para un mal temprano, fiebre y cura de locura pura de la enfermedad ya sabe, miedos y misterios, de estimar de media de medir horrores como autoridad, de contar fragmentos. Platos de Pila de emplatar catastro en su cachosfera

Un plato volante, por volante ciega que pega a la luz un ataúd de la vista en una autopista de lo más extraño de un engaño doble de mitad metido compromete trama que ama poderosa de la edad que sabe radicar de cada cosa… It, eso, ileso no, eso, il… Ello.

Bello por centollo, al tajo de fuego que luego de pan su refrán de besos, saca saca el pan, luego pon la mesa, no te pesa el alma con la calma Peter Medrugos. En su pueblo un ogro de un logro malvado. Dale pan y leche, eche sobre piel, la miel de los niños. Mimos y calostros.

Ostras de la cal, sucursal de perlas. Tumbas sin dueño, sin nombre ni pena que llena la vela de lo que resbala la bala de vela cuando vuela libre a volar los sesos a huesos y astillas a sillas de carne, a hambre que muere deleite asesino de sino y estambre. De signo y anemia.

Auréola de lengua en agárrame un huevo, noche de gallina que suena en la sopa, si sobra tortilla, amarilla y seca. Como gallador qui qui quiriquí, acá mismo recibo atenciones. Su ración de pollo, al hoyo a freírlo. Como resumirlo en un mismo sobre. Pobrecito, querido al horno.

Tras horno convulsivo, no un trastorno, no cenar de locos al primer amigo. Celebra al menú, hoy tú de primero Someral de muera, salmuera morada. Cárnaval canibal de animal de moscas, pasaba un señor a matar el rato; luego lo mató allí tan pronto

Le clavo el puñal mira la señal de su corazón; la razón del filo. Ofilio y ofensa lo piensa oficial querría el cuchillo conocerlo dentro. Tramontana de cabalgadura dura y desbocada. La arcada famosa. Risa recoleta, violeta de miedo, flores para llorar de morir por partes.


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