Es la obra relegada de magia recién plantada, que es la planta del poeta, marioneta de la flor, que el teatro del amor es su ardor a toda vela en la estela del amante. El diamante delator arañaba los cristales, y al placer los soportales, las señales del deseo.
De la forma oscura que entrevista al miedo, con clara intención le arroja al terror con horrores previos.
Desde el corazón de los Alpes a sus apetitos. Ausencia supina estima la clase, como vaciarse de arropar costumbres.
De niebla tenebrosa en el portal. Por tal de la penumbra diamantina.
Le obliga a ufanarse sin querer, que tiene en el quehacer que hacerse arte, la parte consultiva en la belleza, de pieza de realeza consentida, que la vida es admirarse en la belleza, y luego remirar y retratarse Que darse por entero todo el ser, quedarse y asentar el mundo entero
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