domingo, 6 de octubre de 2024

No es sodio pero amor tampoco

 

La fuerza y la forma de los versos, perversos, sostenidos, regalados, la gala de la cata del diverso, del verbo que conjuga como hechizo. De todo lo que se hizo sin poder, de aquel viento celoso y fronterizo. Que vela veleta, la estela del norte, como pasaporte, porta su papel.

Y quiere como hiere lo enfermizo de todo lo que hizo en el doler, que pueda parecer tan placentero, entero y conjugado con amor, de todo lo que es jugo de un te quiero.

Zumo de espera, de tajo y cuchillo, y la metáfora del degüello, aquello rajado. Hablar de vampiros que chupan tu sangre, son seres humanos de hermanos si quieres. Te amo, y te llamo para decir te dejo. La culpa no es mía ni sabrás de quién. Réquiem de macetas que recién en flor.

Regalía de Trini en las tinieblas, Pláticus Tenebrae y Trini Tólueno. Tente en ti y explota como goma dos.

Como masca a gotas, cotas del placer.

Como mascarilla, amarilla y vieja, con las ganas verdes de esto fue la vida. La máscara del día ante la gente, la misma e indiferente de su piel.

O pera no, ese grito que permanece en el oído, que al final es odio, na, sodio no era.


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