Evasión o retórica,
la sima en su cara
que a raja tabla
te yaga y degüella.
Centellas de cripta
vistas tenebrosas
cosas que no miras
porque no te asuntan.
Cumbres descumbradas.
Pleito de amor y lujuria, aria funeraria.
Me implica y a ti que te pica, una comezón.
Floración de eccemas
del amor que infecta,
que afecta a la vida
por placer al tiempo.
Todo su poder,
suponer virtual,
contacto sexual
alegando virus,
le violó sus datos.
Virgen de pantalla.
Al astro la voz de el temblor del fuego
ruego en las estrellas, a la luz de aquellas
que alumbran el sueño, para ensombrecerlo.
Ascuas y uvas, vino en pascuas, al beber las lunas.
Solfeo afeado, solo voz distante que aguante lo eterno.
Radiosa y futura.
En sayos mayores,
ensayos desnudos,
dos nudos después
de yacer conjuntos.
Pleitesía en copla,
su soplar dorado
de escanciar sus besos,
verbos salivados,
en jugos morales.
Casto diga que hastía el placer.
Su canción de acople.
Visiones godas de evasión juiciosa.
Prosa floreciente al diente del verso
que perverso muerde y al placer engaña.
Entraña un apaño de engaño y consumo.
Del placer que diera por casualidad, cualidad humana.
Manantial de sombras, alfombras de huesos.
La profanación placentera
de entidad de mito, de rito pagano,
arcano aconsejo que espejo la muerte.
Suerte de calvarios de contar miserias.
La especulación arbitraria de un soledad angulosa.
Pasa y pasa, como casa ajena, la pena sonaba.
Llaman a la muerte la suerte de un cielo.
Recreo el fantasma.
Perdone, no creo.
Recrear al ente.
Demente en tensión,
de atención cedida
y la larga vida de morir las cosa.
La cosa y el asco, la cuela, el atasco.
Nombrar sin poner y llamarlo tiempo.
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