miércoles, 12 de marzo de 2025

 

Evasión o retórica, la sima en su cara que a raja tabla te yaga y degüella. Centellas de cripta vistas tenebrosas cosas que no miras porque no te asuntan. Cumbres descumbradas. Pleito de amor y lujuria, aria funeraria. Me implica y a ti que te pica, una comezón.

Floración de eccemas del amor que infecta, que afecta a la vida por placer al tiempo. Todo su poder, suponer virtual, contacto sexual alegando virus, le violó sus datos. Virgen de pantalla.

Al astro la voz de el temblor del fuego ruego en las estrellas, a la luz de aquellas que alumbran el sueño, para ensombrecerlo. Ascuas y uvas, vino en pascuas, al beber las lunas. Solfeo afeado, solo voz distante que aguante lo eterno. Radiosa y futura.

En sayos mayores, ensayos desnudos, dos nudos después de yacer conjuntos. Pleitesía en copla, su soplar dorado de escanciar sus besos, verbos salivados, en jugos morales. Casto diga que hastía el placer. Su canción de acople.

Visiones godas de evasión juiciosa. Prosa floreciente al diente del verso que perverso muerde y al placer engaña. Entraña un apaño de engaño y consumo. Del placer que diera por casualidad, cualidad humana. Manantial de sombras, alfombras de huesos.

La profanación placentera de entidad de mito, de rito pagano, arcano aconsejo que espejo la muerte. Suerte de calvarios de contar miserias. La especulación arbitraria de un soledad angulosa. Pasa y pasa, como casa ajena, la pena sonaba. Llaman a la muerte la suerte de un cielo.

Recreo el fantasma. Perdone, no creo. Recrear al ente. Demente en tensión, de atención cedida y la larga vida de morir las cosa. La cosa y el asco, la cuela, el atasco. Nombrar sin poner y llamarlo tiempo.

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