sábado, 26 de julio de 2025

 

Érase una tarde, una hora sienta,
la aguja revienta, y el tiempo disiente
sobre su experiencia, el sentir vacía,
por llena en la mía, en la tuya cuenta,
áspid de de aleluyas, nuestro es el veneno.
Tiempo de mordidas, relamidas cuentas.

Trance y osadía, ritual conexo,
al viento demonio de tratar con eso,
espeso y osado, calcado al espejo
la mira el reflejo de lo retirado.
Salto terminal, moral la caída,
la vida supina, no inclina y destapa,
que el corazón destaca como atravesarlo.

Hoy viven de ti, mañana se mueren,
allá donde fueren, solo en tu recuerdo.
Sortilegios planos, no hay menos hechizos,
ni magia que piense a la luz espejo,
al terso en la piel, su fragancia espesa
la nave nodriza autoriza amor,
al terror latente de la gente objeto
no identificado.


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