Carece de pena y suena a tormento,

a cuento con rayo, con lacayo siervo,

a fiel alimento que sirve en la carne,

al primer mordisco, al disco en la luna

de secuencia en sangre, los peros del ciclo

de siento el amor, mejor no sentirlo,

casi no olvidarlo. Parece agonía.

Borde de escultura, estigma fraterna,

infierna este canto con manto profano

al sentir esfera como fuera el ser,

disolver te quiero en un fuego eterno

que sufre de enfermo, como termo cumple

descubre el terror anterior al miedo,

encubra la bruma, la falta de luna

acuna y encalla.

Escrito en esmero, te quiero contar

como amarte tanto sin sufrir el llanto

de la voluntad, sin dejar de hacerlo

y verlo sin sueño al poder de empeño

de su pulcra luz, de virtud refrena

que suena en la culpa que ocupa una plaza,

desplaza a la gente, sirve a la corriente

su furor salvaje.

Salva de la culpa, usurpa y delata,

en plata le agrada la verdad dorada

que todo es un sueño, puño y celosía,

golpe de su cargo de sufrir de largo

toda una agonía, lamía la sombra

y el cielo irrumpía que la gloria cuenta

que se sienta y sirve como todavía.

Viva en la desgana, mañana no llames, no me ames nunca, la culpa recarga amarga victoria después de la muerte.

Vivir otra vez, no ante lo que sea sino lo que quiera para continuar. La verdad no cuela y vuela el engaño que el amor es daño aunque no lo quieras. Al llanto orador, escultor galante que aguante la culpa como sufridera.

Parecía triste al llorar resiste el claror del llanto.

Alacena hay culpa, no sufra en el trato

que el canto es delito que acaso sea mito

de lo que es sustrato, al dato alegado,

al juglar del miedo del terror contado.

Hados de sus manos llenas de sus dedos.

Légamo sin alma, magma maremagno, sano en sus cabales, socávale el alma que trama la ofrenda que piensa romper su ser contenido, su cetro perdido que liba la flor rodea el amor, lo sueña y lo valga, que encabalga y trota que pone la nota de liberación.