Luna Roja de Octubre, ubre de los cielos,
cubre y se despoja como hoja abierta,
partir de la carta que parta en pedazos,
al trance en placer, al ceder que danza
que se le abalanza como lanza en carne,
como lazos de ata de almas desatadas.
Dados de los dedos que cargan las manos.
Humanas caricias cuando te atropellan.
Lo fatal opera y espera en la casa
a lo que fracasa y saca un cuchillo,
luego hace membrillos con jugo de sesos,
y le da dos besos, lo pone a cocer,
con placer hechiza, al olor estima
que escatima en flores,
aquellos colores de la percepción,
en la anunciación de la voz copiosa,
que posa en la escucha, mucha seducción,
su aliento lo llena que pone la flema
lo que fue prefecto que al rato se ojea,
así lo desea como fe de objeto.
Nostromo, la copla, la sopla estelar.
Telar de brillantes que engarzan la culpa.
Como una sospecha, sin fecha de boda.
Su entorno de aro, de amparar anillos.
Castillos de sueño de las catacumbas.
Es posa en la rima que escatima en lengua,
y el aliento pesa que fluye en la boca.
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