Toda la razón de atención la mía,
que vergüenza fresca que al asco desnuda
sacudidamente, torpe de los brazos,
lo tengo embebido servido a mis besos,
ilesas mentiras despiadadamente mente perturbada.
Turba el corazón puerta del deseo, de abrir al amor
o esperar que cierre candado a la muerte de vida llevando al ando me hay, que es estar y queja de viejo amargado cargado de yerros, a los cuerpos bellos del amor pintado colorado era somera y valiente un diente de vida.
Un nuevo vampiro que alimenta datos
Ultraterreno el retrato
Jerigonza dijo y le dio vergüenza.
Si sabe el callado porque se lo piensa.
Presa de sus besos de arder como fieras.
Prefieras de otros los brazos tomados
Servido a la copa vino del deseo
Del tomar borracho su deber cristiano
Mano demoniaca sus saca cosquillas, mejunjes gregarios
de olor a corales de sales de ostras
de flor del pecado del dedo que importa
y nunca señala acaricia y da, siempre por placer
sucedió en sus manos surcos de caricias
del amor latente que aumente el amor o al dolor explota
Uno ve la vela y vuelve a velar
Baila con la lengua le explica sus besos
Partes imparciales de algo debe ser, siempre sospechado.
Me alegro que llegues y hacia donde vas,
pasajero mío, prisa del paisaje, recuerdo de tinta,
pinta transparente y muestra su alma
toma la palabra
a la cama loma que toma su cuerpo,
su forma y fortuna de siento en la mente,
como sin tenerte todo sometido metido en mi estado
dejando su forma su aroma prendido que ha sabido nada, perla nauseabunda del mundo de entierros
Falsas perlas negras
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