De lo que fue el derecho del placer al pecho de mi corazón incomprendido, de todo lo que aprendo sobre ti, de todo aquel amor que no era mío.
Si sé que ya me tengo que perder, que puede parecer que reaparezca, y crezca con amor de lo sentido, de lo que he consentido para ti.
Decir que hace el amor irresponsable, que diga que la vida no es culpable, y que hable y al pensar lo contadiga, y sepas que al final has de callarte.
Y darte por entero, todo el ser, y luego componer y resguardarte, que guarda no le aguarda el corazón, que tiene la emoción intencionada.
Que ya nada del vuelo son sus alas, si solo son las salas de su siesta, si lo que le despierta de los sueños que ya no tiene jaula para estar.
Los malos hábitos de sentirse raro, al claro de su velo nuclear, lo que le fue a pasar en la explosión; aquella exposición de sus pedazos.
Y el miedo que doblega la escultura, del tacto de su impura poesía que hacía aparecer entre las flemas las venas de las penas derramadas. No le parece el cielo indecoroso que es poso de su asco y su placer.
Que venga a engrandecer cuando redunda, de lo que le hace inmune del placer, pudiera sostener que sostuviera en tierra de la siembra, su deseo de todo aquel apego por sembrar y luego a repesar el corazón si tiene la razón endemoniada...
Y todo aquel amor que era pecado de todo lo calcado para ti, que venga a poner nombre a la belleza.
O piezas de ilusiones literarias que tablas porque entablas como estaca, esta es para ti, clava con tu corazón. Dagas de dragar la vida al tajo del cuello. Mis medios al miedo, que el horror acuestan. Terrones nocturnos, por turnos de sombras. Casi catatonia, colonia de cata.
Percutir venganza y hacerlo al dolor, lo peor de todo es el odio pronto al tanto que creen que ven enemigos. Abrigos de la piel, ya no son personas. Son almas sin pena.
En otro universo un peverso nido, como aquel sonido que resuena hueco.
Tres palos para un regalo de amor, del dolor sin juicio del que no abusar, paraíso es nada, es lo que amas para hacer real, da igual lo que creas, seas, o apareces si a la vez deslumbras.
Colegiar urgente que lo que presiente le sienta fatal, que igual lo suplanta. Un haba rizoso. Los pazos son pozos, capitán de un plato. No al rato un fantasma. Asma de lo muerto. Zoom vamos, centrar la mirada disparada al flash. Cuasi gaseado, su hedor fastidioso.
responso de amor que aguantar su guarro como si un cacharro valga su interior por lo que contenga su contenedor. Posar poseído. Desposar desdobla.
Un endemoniado cariacontecido que al calor postizo se hizo desenfado, como dado al dedo de lo profanado, dado que sedujo lo que fue el influjo de la dejadez de olvidar guardarse y darse al pasado en presente ido. Locura y lo cura el dinero, como un monedero astral.
A ver si te quiero que ponga remedio y suponga siempre que al amor te quiero. No me llames nunca, la nuca mañana.
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