domingo, 6 de octubre de 2024

Liba o libra de flores.

 

De todo aquel amor que no era mío, que no era el desafío de mi dueño, que empeño no me valga soledad si puede acompañar a mi misterio. Como la cicatriz, que libra del cáliz de lo salvaje. Herida comprobada, de vida sufrida como su asesora. Platos inconcretos, capitán cuchara.

Ahora tara que estará la luna, una noche oscura, rudas las estrellas, de la estela cruda que cruza la etapa. Y como amortaja lo entierra de bruma de morir salvaje, matar animal su versión de monstruo, hombre y diversión, división diversa. Representa y dora, como presentando.

Al retrato plata que le da la cara, en el lado malo por hacerse nulo. Mulo y muladares, de portar portales. Siempre abierto a todo en sus soportales. Además de entero una eternidad. Clarear tinieblas. Un tirabuzón en un buzo nuevo, abrir el buzón, atención hay carta.

Hola, soy la carta, la cara que sola como caracola de primera olla. Con la misma letra lo que le demuestra, que todo en su cuenta no le dice nada, pasa por perverso, por ver sometido que es parte y delego, delegado y gordo como chorreado del placer gustoso, corroer entrañas...

Como le constata con una posdata, como delator, de autor del relato, al rato le ordeno que enmiendo de engaño, que amor era antaño extraño y amado. Ruego me lamente por hacerme daño. Y adiós para siempre y holas cada ver, las olas cadáver del mar, al recreo flotan. Nota que noto

A tonalidades de tumultuosos.

Posos de resecos, frescor de la cara máscara la luna más cara que nuca. Se acaba, va... champán y alcoba.

Salva de la almohada, salvar su cabeza con mera torpeza empieza su obra; su espacio en tinieblas como suegra adicta dictará contrario con toda razón. La ración de sueño de su ensueño viva. Liba o libra de flores.

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