miércoles, 30 de octubre de 2024

Verter pervertido

 

Verter pervertido como lo escocido del placer y el daño de apaño y alivio de aquello emergido de poner las manos a sus dedos libres y a su piel de anhelo... Por verte perdido me vierto al engaño. Apaños y enseres, dos eres de cosas...

Una rosa era entera de espina, domina la sangre y el poder, belleza. Como pasa vuela que cuela el salón como la habitación de estaciones solas, como una amapola sola, adormidera. Flora y desventresca, la fresca y la seca. Manteca y placeres en amaneceres de primeras cazas.

Trazador de yemas como gema al cuerpo del acuerdo simple del conocimiento una autoridad que advierte el regreso al peso de lengua que a la piel escuda como en una lucha de desembarazar. Dedos trazadores cubren las caricias. Dos manos son suficientes, las tuyas son cuatro. Trapos

En el tapiz de la luna, a las dos en punto, de asunto de tres, de asuntar seiscientos, a ciento el diablo su establo de bestias. ¿Cuántas cabras cobras?, le dijo el lobo yo cuento las lunas ya nunca la oveja que vieja memoria antes de dormir que amanecer muerto... Aúlla por nada

Jornadas de lunas de días malditos repetir la noche su temor oscuro de miedo seguro que acaso a matar a tratar contrito en un ataúd de cercanía.

Epílogo de glotis de chotis frotoso de que santo esposo corona las piernas para verter sus cosas, su fluir rabioso. Y es labia y es tibia y por muerte flota acota el sodio, no el odio sino el amor...

Tersas de extensiones en sus corazones, la suplantación de unas flores nuevas. Como flor patricia que el fruto que da es hacer belleza. Firma y confesión de acción en su ausencia, o esencial de loco que a sí mismo cura, con locura propia. Dos gotas no más de notas de vida.

Elogio que elude que ayude a elegirse a gustarse propio por pensar a gusto que justo he vivido la muerte y el susto; ay de quejidos, hay de dolores, y dolor dolido y ruido vacío que el oído llena como yema brava. Cabría una fiesta a tensar su sodio, su custodio amor.

Di mes, di día, di hora, pero ahora nunca. Nuca de desvelo del pelo lamido la emisión de grelos. Consuelos vueludos, lados e inquietudes. La virtudes sucias que ricas se limpian. La emisión de orgasmos.

Y diretes por diferentes lugares, hangar creado que le haga sangrar, conocer heridas del dolor cuidado, de aquello arraigado que arranca el dolor, hacedor del miedo como medio propio, una voz que es tuya, y nunca lo era...

Contar y cantar es lo mismo, le dijo que sí, que es cuento y engaño, y apaño sucedáneo al corazón; la implosión preciosa de su endiosamiento.

¿Cómo se llamaba su correa? Cuentas del collar de cuello virtud en el atardecer de un cuchillo, brillo yugular. Di pues eso dilo, y así e infinito. Di pío y vuela, la cazuela es lista por algo de olla, rebosa de guiso y llora cebolla, la lágrima en sal, de nieblas de ojos

Se hace antojo de tanto esperar desear deseo todo bueno y malo como chin y chan que acá cinchan, porque se rebrillan, saldos de cristal. Plástico defectuoso. Lámparas a saldo para asaltar la cueva. Cuenta o cuento en el nacimiento de su defunción. En tierra terrible con su mano

tiesa la mesa y la sopa la suerte en la boca que toca y explica que aplique el deleite que aceite recubre sucumbe a destiempo. Tostar requemado, comer las cenizas como hace la tierra. Vale un velo o un cielo de empalmes de plasmas del ojo mojar sobre el ciego a su alegre vista

La autopista a pelo regala de regla virgen descompuesta, flora en el amor como autor de cola que sola en la cama ama por amante ante la señal especial cachonda honda como el alma que calma el deseo.

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