Arpas y azucenas
penas diamantinas
amante asesina
fue a matar la cena.
Carpas y alacenas.
Exquisito y grato;
sopas del gatito.
En casas de ratas
se comen la rabia.
La labia no enjuicia
ni ensucia lo crudo,
engrudo de agrado,
dejar la lujuria.
Canta una sirena
con voz de azucena
de belleza al viento,
del sentir hundida.
Y morir de encantos
cuentas de la pena,
cartas sin condena
para leer debajo del agua.
Un pez no llora, canta una ballena.
Las penas alternas sin melancolía.
Oh, rima capciosa de caspa o de grima.
Lágrima radiante,
la rima del ente
de gente que llora
brillante por comer cristal,
en vital receta, abisal salado,
salto a lo exquisito,
por mayores gustos
justos y medidos
hechizantes guisos
de cocer esquinas
remover palabras,
remojar los versos
intensos, fluidos,
llora o cuece
escuece y no para
si la sangre es poco
entorno de magia
gira fantasías, día a día,
como gira soles
y pipas de luna,
como un cielo en dunas
de acunar auroras.
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