Escala y esquela, escuela de muerte.
Escalofrío y llanto, aria del espanto.
Verbo delirante pronuncia el milagro
recibe el encargo de adorar que viva,
que es superlativo punto de belleza,
sinfonía en sol que aparezca en luna,
la canción de cuna que mece el terror.
Sigue un aleluya digno de epopeyas,
de estrofas tan bellas que activan y crean,
al canto iluminan, la luz del quebranto,
al encanto en cuento, se siente mejor,
esa voz que arrulla porque acaso es tuya,
y recita amor, al pudor del pecho,
que sueña el derecho del amor latido.
Sucedió en silencio,
la ocasión de un beso
en su misma lengua
en distintos labios
le abrirán la boca
todas las compuertas.
Consecuencia y peso
de lo que soporta,
no importa razón
solo es infección
de lo que demora.
Enamora y siente
acaso reviente
en su corazón
el amor lo mora.
Enfado, encanto dolor,
la voz se hace ropa,
la nota y la culpa
como cota alta,
salta sobre el cielo
todo un ruego bajo
de estrellar sincero.
Una nana sopla
la melancolía
la alegría fina
desafina y obra,
cobra como arte
todo su veneno.
Serpientes que encantan
al final te muerden.
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