Rocío de velas, no velas el duelo,
los errores previos al terror de luego.
El tiempo se marcha, como escarcha seca,
el presente muere como la palabra,
y a veces se siente todo el tiempo muerto.
Huerta de muñecos. Sueños apretados.
Engarza un destino que el ego no alcanza.
Alabanza en joya, la boca robada,
el desierto en crema, la lengua de espinas,
de fina saliva que sirven encima,
de ensalmo y succión, en la religión
de comer suspiros, al retiro en labios.
Daba sus tres besos antes de morir.
Estelas no vistas, revistas de abuelas,
del cuento que cuela la lamentación.
Entona el destrono, su tono destroza,
versos del pasado, del presente adverso,
converso vertido, convertido en eso.
Reparar en cosas. Pararse a pensar.
Pasar al lo siento. Ante despertar.
Solo era un ente ante gente adversa.
El gen asesino. Solo era un ente ante gente adversa.
El gen asesino. Un trino de canto,
que le afecte tanto que lo hará llorar
como una cebolla, a la nana tonta,
canta una canción, en su corazón
ya se ha estremecido, mecido al encanto.
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