Suena como a carga, en la letra amarga, el amar galante que suena a galope, al golpe del eco que al hueco sea doble. Y sienta y disiente que acaso no piense lo que le interesa; el mundo es de fresa, la tarde es de tarta y el cielo una fiesta al ponerse el sol. Caracol y estrella.
Sueña que te sueño, dueño de tus mundos. Suena como encargo de algo que ha callado. A letargo y duelo de afecto pesado. Sopesado al cuello, al dolor que ahoga, la soga y las manos, atar el dolor para matar al hombre. Nombrar los pecados. Superar la vida.
Y un retén de bestias, para hacer lo bello. Y las metralletas aplaudían balas. Solo carne y sangre y lo que resbala. Maratón de masacres, dos acres de tierra, para enterrar malditos. Muros manicomios. Mundanal mundano, la mano y la yema. La gema en la piel al mejor artista.
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