sábado, 3 de mayo de 2025

 

 

A la voz con alas que envuelve la sala
con su fino canto, a estrecho estacato
que ha dejado sin viento, al conocimiento
de lo que se pierde, cuando acorde al llanto
en intenso espanto con poco revienta.
La grima y la riña la tiña en la risa,
lágrima y el rímel de llorado sucio.

A poso en lo sucio de verlo tan claro,
a esclavo de un muro de una cruz de espanto,
a cuánto ataúd de la luz vampira, sin sangre ninguna,
ayuno en tinieblas mientras desayunan con diamantes.
Siguiendo el culto vamos a ocultarlo,
poder de señal de lo que se adueña.
La casa maldita.

Más tierna no escuece si mece el placer.
En un contener retener en sol gritar sibarita
no canta que opera, somera al dolor.
Al candor en solfa, que arrulla el milagro.
Un encargo en alto de contar palabras
otra vez en verso, la forma del habla
entablar poesía, poseer lo siento
un conocimiento de pensar palabras.

Tablas construidas, del templo cantarlas.
En la acaba la copla, se pulcro le dijo
y el pobre se tumba. La tiembla de espacios.

Parta de la cara con solo mirarla, parte de su mano una bofetada. En su cara roja explora la ira, la mentira blanca.
Bailan los cuchillos, el vals de la carne.

Espejo maldito que mira complejo
algo en el reflejo que depura ostento
que no sienta puro lo que oscuro guarda
al pudor del mundo, la máscara descarnada,
operar la cara con unas tijeras.

Acaso le importa, se cambia la piel
como infiel abrigo. El ser no se mira
nunca se refleja.

Y madre en la perla por amor es ostra. Todo costra es nácar, y leche montada. Embotellar el pecho, zumo corazón de primera sangre, ataúd de cama, roble y matrimonio, el primer demonio derramó en sus patas, al primer salvaje. Tajo a la razón diapasón de antorcha. Semi deslechada

Escucha y encanta que cuenta su cielo, con luz de escalpelo sobre el horizonte. Y ponte en la lucha que a veces no escucha, y pierde y se calla, allá donde vaya acaso se encuentre. Al sonido roto de un llanto que asienta en una garganta el dolor que atruena y llena de tanto...
por tanto silencia como melodía,
y aquello que hería era su tensión que aquello quería retratar lo bello. Y enmarca la parte que le da la brisa, mueve una sonrisa la prisa del alma, la magma de rima, es risa que amarga, que encarga a la bestia, como estremecerse, como renacer,
/un atardecer entre lo sombrío
en la voz se aclara que vienen tormentas porque ya lo sientas al tentar lo rayos a contar segundos de primero truena. Luego llena de ira solo lo destroza. Ensayo y cenizas./
sin renacimiento cuando se moría, como sostenerse cuando estás hundido cuanto has protegido para destruir para descubrir un mundo de ruinas. Donde la belleza se tropieza de nuevo con el viejo tiempo de cadencia en bestia.

Decadencia bella de una centellada. La cara postiza de lo que se expresa, la defensa muda por pudor mermado, la intención que suda por manipularlo, yace como expresa que besa de baba, como una amapola clavará una aguja y aquello que embruja es medicamento.

Y pista desnuda aluda exquisita aquello que excita cuando se acaricia, es sucinto y piel de lengua difunta cuando se derrama sobre de sus labios. La saliva bebe eco de un licor al picor incita como margarita de vida profesa. Con el llanto en flor al primer color, al olor cubierto

A la miel pendeja que maneja efluvios y lo que es de magma de fuerza madeja que mudéjar cose como bizantina como mascarilla de lo que enladrilla para el maquillaje, paje de un tonel. Tonos de pintura expresan su cara. Caros barbarismos de nácar la perla para mirar en bestia.


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