Estación del verso, a perverso y tenso a pluma de viento que te alcanza el cetro, por supuesto alteza la pieza, el castillo y un pasillo largo de mil recorridos. Chascarrillos tersos, suenan a divinos, serán adivinos que vendrán borrachos.
Carta de la luna, a la una llueva, a la vieja cueva y nueva lobuna, de mortal de plata, delata mental como un abrecartas. Juegos siderales. Sales del acero de afuero roñoso.
Yerro que no cuela, la mina secreta, es veta y milagro encarga una vida como los profetas. Setas de la cueva. Por sendas oscuras que a lo claro aprendas.
Hierros en los ojos oxidados miran y lo que retiran es llorar en sangre.
Y al licor expiran la fiesta estupenda y el mal no sea prenda para su lamento.
El mal no se aprenda para nuestros niños. En clase de escala todo es enseñar, como ser mejor. El que obra el mal por un bien aparte. Sendas del cariño. Como proteger, lo que no has querido.
Ruido de cuchillos, de soñar herido.
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