Escalón temprano, recuerda un tropiezo, la mañana es obra del mismo silencio. Amor del prodigio que exhibe las cosas desnuda en el verso la piel hacendosa. Dintel codicioso que aclama fortuna, y ay si la luna fuera consejera. Y el amor que falta cuando te abandonas.

Grito de la sangre de rito sangriento, del placer sucinto de los sufrimientos, dolor del placer que borda lo atroz, y el llanto precoz del peor tormento, ahora lo que siente es gozo temprano, de una mano amiga, que ruega en sus vanos.

En tu cuerpo adusto ajusto jornadas, horas abrazadas, caricias al gusto, si a lo que me ajusto es sentir el sueño, y yo era pequeño y tus brazos grandes con la piel de alambre cercando mi alma. En mi cuerpo arbusto árbol te mirabas.

Encarnado amor, yo te debo flores, pero por razones yo las quiero vivas; recibe mis tiestos.