Prístino y clarito.
Un verso contrito.
Reza nuestros verbos.
Entran por la boca.
Zarza de la mora.
Amoral y humano.
Y después del canto
con el solivianto
anta tal pureza,
la prístina pieza
de los sentimientos.
Pausa de la voz
que al temblar inspira
y lo que respira
se dicta al dolor.
De mimo asonante
de tunante rima
que lo que nos brinda
rinda para el mundo.
Burla del camino
sino clandestino
de pies sin destino
sin autor de pasos.
Vasos contratantes
de pasar fluidos,
ruidos de aventuras
puras cataratas.
Brindar un conjuro
sobre la pureza
aquel brillo oscuro
de rima que empieza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario