Descuelga la plata, la saca de luna, en cuna o en cama, en coma o en tela, en estela y piel, de pincel de seda de sed de dar besos de labios cansados de tanto callar, maldecía un sabio, lo decía bien con tanto cuidado, le clavó un puñal.
Terrible y tremendo como un terremoto como noto tiemblo por morir completo.
Que hay hambres muy raras, muy caras y crudas. Bestezuelas frescas.
Suenan como nanas que al pecho recrean creando latidos que en su seno sueñan. Sueño emprendedor despertar mejores. Los repartidores de aquella oración, ea ea y sueña que entrañan mis brazos. Capaz del cariño que nunca se muere. Quiere al infinito.
Recuerdo tu canto como me encantabas que cuando escuchaba lloraba de amor de nombre a la voz que algo se nos rompe.
Y vela en lo oscuro la luz de la tiembla.
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